Y es que algunos buenos ciudadanos de Ourense aprueban y desaprueban acciones posibles o actuaciones realizadas, no en función de un resultado objetivos sino más bien con el prejuicio de una subjetividad sesgada por cierta militancia o interés espurio. La cosa es que el gobierno local de Ourense anunció, de momento simplemente anunció, que estudia la posibilidad de adquirir los edificios situados en la confluencia entre las calles Doctor Fleming y Reza para crear una zona verde que revitalice este entorno urbano. Según recogemos la noticia del Faro de Vigo, “El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, afirma que dio instrucciones a la Concejalía de Urbanismo –que dirige la concejala del PP Sonia Ogando– para que acometa el estudio de la expropiación de estos edificios con la finalidad de obtener la titularidad de los terrenos y poner a disposición del vecindario de ese barrio “un nuevo espacio de ocio que mejore su calidad de vida”, señala. Se trata, explica el alcalde, de un bloque de edificios “que llevan años abandonados, que afean de una forma tremenda la zona y que realmente está pidiendo a gritos un pequeño parque. En el Concello lo estamos valorando y ya dimos orden a Urbanismo para estudiar la expropiación de esos edificios con la finalidad de construir una zona verde que supondría una revitalización importante a toda esta zona, tanto a la calle Doctor Fleming como a la calle Reza, así como a ese límite que hay ya con el barrio de O Couto”, baraja Jácome.
Lógicamente, el debate saltó a la calle, o a las redes sociales que es la calle actual donde vuelan los pensamientos, ideas, palabras e imágenes, como la que acompaña a este texto, y en esta ventano de la opinión pública se suceden mayormente las positivas, aunque es verdad que se apunta la posibilidad que complemente el espacio y abarate la operación, cual es un parking subterráneo de titularidad pública.
Ourense necesita humanizarse, embellecerse y cuidarse, porque está dejado de la mano de los partidos políticos que lo utilizaron siempre en su beneficio, amén de otros poderes fácticos que se sienten reyerzuelos de un castillo que se cae a pedazos. Esta, al igual que la otra expropiación en la Avenida de Las Caldas, que de tan antiguo enquistamiento ya casi parecía no tener tratamiento alguno, parece que pueden ser intervenidos y ser sacados como feos granos de la cara de una ciudad que quiere ser guapa. Pues venga, adelante.