Me invitaron al Nisio, este restaurante que para encontrarlo hay que poner el GPS pues, de lo contrario no llegas a él fácilmente. En Teis se esconde sin ser su propósito el Bar restaurante de corte familiar y más tirando a tasca que “dos tenedores” pero que se come de vicio y sin reserva anticipada de días puedes toparte con la puerta en las narices. Es además el clásico lugar donde no se cortan a la hora de cerrar y decirte que levantes el culo de tu asiento y te tomes el café de tertulia allá donde quieras pero allí, allí ni de coñas. Genuino y de buen marisco. Unos camarones, nécora, cocochas con almejas, además del arroz de bogavante, dan alegría a la conversación de los amigos. De precio no puedo decir qué cuesta comer así porque invitó el amigo Balbino. Parece que es rotatoria la invitación; fijos de los que están aquí son Cleto, Senén, Balbino, Rúas, José Antonio el notario y José Luis el arquitecto, presidente Aurelio y Román el médico; Jose Abelairas al igual que yo no podemos considerarnos de una pandilla que viene de niños, todos de Carballiño y que siguieron siendo amigos en Santiago y después hasta ahora que ya peinan calvas o canas. Resultó muy agradable, además de productivo por otras cosas que tienen que ver con comer al lado de un arqueólogo interesado por la literatura de viajes. Un placer
- Sección: Noticias
- Publicado el 21 julio 2019
- Por Moncho
Pandilla de amigos
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