En el Jardín de Epicuro de elcercano, que sí tiene algo de la filosofía del filósofo ateniense, como lugar retirado dedicado a la reunión de amigos para la conversación o contemplación sin propósitos de otro tipo más allá de los propios que cultivan la amistad y el amor por la vida, en nuestro jardín también algo de esto se produce. Vean si no a tres amigos, ya de cierta edad, no lo pueden disimular por sus canas, tampoco lo desean, trabajando en los setos de laurel cerezo que circundan este patio de descanso y recreo. Tres, nada menos que tres, se pusieron a la obra de ayudarme a adecentar el terreno, pasando el cortacésped amén de cortando ramas superfluas y vegetación que nos invadía el arte de las paredes. La amistad es un tesoro, ciertamente, y aquí se cultiva a raudales, lo que pasa es que como humanos nos fallamos muchas veces y perdemos algunas relaciones por malos entendidos o no pararnos a entendernos; el jardín es importante, por tanto, para poder limar asperezas y si está guapo por acicalado mucho mejor ¿a quien no le gusta una cosa bella? Seguro que a alguno no, pero, bueno, trataremos de que no se interponga en el medio de nuestro afecto cuestiones de gusto estéticas. Si no fuera así, Dios mío, ayer que fue esa noche de tiendas, de ruido y horterismo global, nos auto exiliaríamos a una isla perdida durante un tiempo que nos permitiera olvidarnos de la decadencia a que nos lleva una modernidad fea.
- Sección: Noticias
- Publicado el 4 mayo 2019
- Por Moncho
Amigos
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