Se destapó la caja de Pandora de la titulitis curricular que manda huevos. Desde hace tiempo seguimos con estupefacción el recorrido de la universidad en estos tiempos políticos de democracia fatigada y falta de ilusión por cambiar las cosas donde el paso por la universidad no supone el crecimiento personal de un pensamiento crítico necesario para el crecimiento colectivo sino un paso estratégico para situarse en un mercado laboral donde los esclavos egipcios han sido sustituidos por currantes nimileuristas cuya preocupación última es la supervivencia laboral, y para ello se convencen, los convencen desde estas industrias que manejan el poder desde distintas instancias, de que lo primero es tener currículos, masters, etc… Claro que es lo primero para muchas empresas pues saben que son los peces que primero pican en un sistema agotado por carecer del principio de todos los principios que simplemente es tenerlos, principios.
Pues bien, así las cosas, y ante el destape causado por venganza o no, por barriobajeros o no, por lo que sea, el caso salpicado a Cifuentes conlleva que una fuerza que se dice regeneradora y que por ello está consiguiendo captar las simpatías de muchos votantes, quizás no como si fuera fuerza idílica pero al menos no embarrada por lo ya conocido de esta cocina partitocrática, avanza el puñetazo en la mesa de la Comunidad de Madrid pidiendo el cese inmediato de la presidenta regional por las dudas en torno al máster que sacó en la Universidad Rey Juan Carlos pero de aquella manera que en principio negó. El representante de Ciudadanos Aguado dio ese paso después de no haber llegado a un acuerdo sobre la comisión de investigación que exigía para mantener su apoyo al Gobierno regional (en el que el PP está en minoría).
Veremos en qué queda la cosa pero no tiene mucha más vuelta la coleta de la presidenta ya que siempre la lleva suelta.