En los valles de la provincia luguesa pastaba la raza rubia, comentaba el genial Cunqueiro en uno de sus artículos de Sábado Gráfico. No sé, ciertamente, si Cunqueiro cuando escribió este artículo, que tituló “De mecánica vacuna”, había visto vacas tan flacas como yo las he visto en la actualidad hasta el punto de fijarse en aquellos investigadores ingleses que, según dice él que leyó, resolvieron el problema de obtener leche natural en fábrica sencillamente fabricando la vaca mecánica. Pero, también dice al respecto don Álvaro, “las máquinas operan también contra la belleza y la aventura humana. Que es de lo que no parecen haberse enterado los fabricantes del futuro”.
Me recuerdan las vacas mecánicas de Cunqueiro a las “Abejas de cristal” de Jünger, “abejas capaces de trabajar mucho más rápida y eficazmente que las abejas naturales, de recoger kilos de miel en un segundo, pero cuyo enorme defecto es el de dejar exhaustas a las flores, que, una vez visitadas por estos huéspedes de cristal, jamás volverán a flore