No es poca cosa ver así la calle al recoger el día. Me voy para casa como si el camino fuera un desierto de asfalto sin nadie, ni siquiera víboras. Ourense está viejo, por mucho que digan los que aún creen en Ourense y que, ¡oh, casualidad! están bien colocados laboralmente sin méritos para ello. Así cualquiera, cualquiera que este dispuesto a cambiar principios por lentejas. La calle estaba desierta cuando volví sobre mis pasos de la mañana, y no es madrugada, pero los hábitos y costumbres cambian con la fuerza de la vida nueva virtual que pesa en megabytes lo que todo un mundo. ¡Qué pena! no tener ni a quien saludar, la gente en casa`, ni por clima ni por pantallas sino demasiados por no tener un chavo. Lo que mas me fastidia es que aún encima tengas que escuchar a algún tipo fantástico, de esos políticos locales que sueñan con ser ‘mazinger z’ sin tener ni media leche. A todos estos que dicen que esto va bien les castigaría a pasear esta calle, desde las diez y media de la noche hasta tan solo un par de horas después, para que se les meta en la mollera que su situación de confort no es la de todos, ni siquiera la de los menos que por no tener no tienen siquiera la fuerza de salir a manifestarse estar hartos de la soledad que en la foto se aprecia.
- Sección: Imágenes
- Publicado el 20 marzo 2018
- Por Moncho
Las calles de mi ciudad
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