Hace pocas fechas pasábamos por Esporiz cuatro caminantes urbanitas. El trayecto seguido fue el de Monterroso a Palas de Rey. En Esporiz, justo delante de la iglesia románica de San Miguel, encontramos a una señora transportando grelos en carretilla con la que pudimos charlar un rato. Destacamos el encuentro porque el rural gallego nos depara soledad absoluta en kilómetros completos a pesar de que haya casas a cada metro, pero casas hoy deshabitadas o cerradas al abrigo de una chimenea que nos da la pista de que allí habita el ser humano con el humo haciendo señales. No encontramos a nadie más, pero hoy, desgraciadamente, leemos la noticia de un suceso trágico que aconteció a escasos metros de donde estábamos en el momento de la fotografía adjunta. Un hijo de 31 años mata a golpes, sí, a golpes, a su octogenario padre, con el que vivía además de con su niño de cuatro años ¡pobre niño!. La señora del abuelo había muerto hacía poco y en esa posible desestructuración familiar el alcohol en grado de adición, según las fuentes informativas, provocó que el alcohólico se convirtiera en asesino. Tan trágico suceso que se de en una casa del rural gallego nos hace pensar de otro posible peligro adherido a la vida en el campo, cual es una soledad que puede estallar de mil maneras distintas en cualquier momento o, tal vez no, sea simple casualidad.
- Sección: Imágenes
- Publicado el 20 marzo 2018
- Por Moncho
Esporiz noticia por suceso trágico
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