Ayer, en la casa de la televisión gallega vi un poster de “La casa de las bellas durmientes” donde hay contrastes tan marcados como la belleza-decrepitud o la juventud-vejez, que me trajo al recuerdo su director, el siempre añorado amigo Eloy Lozano que, por cierto, en abril del próximo año hará diez que nos dejó (parece mentira). El día anterior estuve en el Hospital visitando a un amigo, y el contraste se hizo tan evidente con lo que significaba el propio Eloy, además de muchas cosas un esteta extraordinario, como la propia casa de las bellas durmientes. Esta televisión, que aparece en la foto y que ya fue pagada al menos quinientas veces por los pacientes que para mitigar su dolor acuden a la distracción que fuere, es de tal cutrerío que si fuera gratis aún bueno pero como resulta cual tragaperras en residencias de ludópatas, no deja de ser hasta inmoral. Vida de contrastes.
- Sección: Imágenes
- Publicado el 1 marzo 2018
- Por Moncho
Contrastes
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