Las paradojas visuales de Javier Sanz, en El Cercano
«Nunca es más libre la hoja que cuando cae». Javier Sanz.
El artista Javier Sanz expresa sus paradojas creativas a través de una fotografía de concepto y la presentación de su libro La soledad le escribe cartas al olvido en la magnífica plataforma cultural que Moncho Conde Corbal dirige, El Cercano. Sanz revisa conceptualmente el juego de contrarios que en cada imagen creada suscita, extendiendo las dualidades y contradicciones sobre la identidad y las alteridades de los objetos.
Partiendo de un conocimiento ínclito en fotografía y filosofía, Sanz escribe con fleco surrealista sobre la diana herida, sangrantes ideas poéticas, reflexiones metafísicas, pensamientos profundos y emociones, frivolidades, greguerías, aforismos, metáforas que toman en la forma visionaria, alucinante y en la teatralización de la imagen la expresión de una idea. Integra elementos de la vida diaria, imágenes en las que poetiza los elementos intervenidos mediante los que elabora diarios íntimos de inquietante belleza y desgarro.
Trampantojos conceptuales con críptico significado existencialista.
La intervención que realiza en el objeto amplía su significado perdiendo el elemento casual del objet trouvé, la otreidad reciclada del ready made, ya que el artista crea la obra intencional desde la expresión de la idea, cuyo proceso conceptual se materializa en proceso expresivo y este en la geometría estructural de modelos iconográficos que se presentan (no se representan) como realidades autónomas con estricta fisicidad y un halo aurático de atemporalidad en la blanca inconcreción del espacio, una retroalimentación concepto-imagen, palabra-idea, con una dramatización de la escena en la que interviene la disposición de los objetos convertidos en agentes expresivos, el espacio compartimentado y descontextualizado sin referencias espacio-temporales y la concreción de la idea para la comprensión del discurso narrativo.
Sanz maneja con aterradora energía un surrealismo alegórico y un nihilismo cruel, enternecedor y anárquico. Maneja los silencios, los escenarios, las intervenciones como demiurgo y juega con su creación como niño, hipertrofiando la tensión entre la idea y la imagen incitante. Subversivo, audaz y provocador, violenta la autonomía isomórfica y onírica del objeto aniquilando los principios burgueses con ironía.
Sus poemas, como haiku por la brevedad de sus enunciados, afilados epitafios como bisturí que extiende la emoción perceptiva del aware a la conmoción racional y emotiva del jisei o poema de despedida: «La vida no es un encuentro, es una despedida. Prometo no volver».
La greguería, ingeniosa, sorprende: «La cebra tiene grietas»
A la estricta elegancia del verso libre añade una introspección minimalista que expande la atmósfera de sus piruetas visuales, jugando con identidad, tabú y los tópicos a través de la interacción simbólica que supone la interpretación de las metáforas plásticas que sitúan al espectador ante un diálogo inteligente.
Javier Sanz irrumpe en el mundo de la imagen experimentando con la fotografía de la naturaleza desde el intimismo. Sus investigaciones ópticas le llevan a la imagen surrealista y esta a la escultura, su pensamiento metafórico a la prosa poética y como expresión artística a la fotografía de concepto realizada en estudio.
Como maneja el don de la palabra acrecienta el poder cognoscitivo de la imagen con el aforismo poético, el espectador ha de rellenar los espacios en blanco que el artista ausenta en su discurso. La inteligencia es la conexión que Sanz utiliza para la unión insólita de objetos desvinculados de manera absurda pero paradójicamente coherentes; conecta así la fórmula estética que hace interactuar al crustáceo con la cruz y la peineta, símbolo icónico del cristianismo y del folclore andaluz.
Sus imágenes son una lucha de contrarios, integrando en el mismo silogismo el Ying y el Yang con elementos que cobran dramatismo surrealista.
La oposición fragilidad-fisicidad, bello-grotesco, establece el punto de tensión entre los polos opuestos. Utiliza el efecto reductivo del rojo y el blanco para potenciar la sensación resultado de comparar los objetos fabricados. Síntesis entre Mariposa-murciélago, Plancha con raya (pez) que fosiliza el aire en perlas que atesoran el milagro de respirar. Remite al ingeniero de ideas Chema Madoz, y a Duane Michals en la redefinición del medio fotográfico como expresión artística, no registro de la realidad, al reivindicar el valor de las emociones y el pensamiento y el existencialismo surrealista de Atget, Magritte y Balthus.