«Por la mañana temprano, cuando golpeas mi puerta digo: Hola Satán, creo que es hora de partir», Robert Johnson.

Colorista y profunda, bajo la máscara antisentimental del pop, Mayte Diz Neira proyecta la exposición All that Jazz para el espacio de El Cercano.

Es un viaje al lado oscuro del jazz, humanizando al mito con ternura, desde las caídas, inseguridades y miedos. Heridas curadas con alcohol y noches perdidas. Vigoroso, el enérgico colorido expresa con gran sensibilidad la descarnada intrahistoria de la persona convertida en personaje, el vértigo, el amargo pulso de la sangre en la copa rota. La angustia que desciende del escenario, cuando se apaga el neón y el artista se convierte en vulgar y cae la anonimia sobre el hombre, tras la resaca de los besos, la euforia del alcohol que le convirtió en gigante y la mentira del amor de ocasión en habitaciones de hotel frías como camas de hospital, peaje barato de ausencias y camas vacías que le devuelve con bilis el vómito de la traición de la soledad al amanecer.

Cuentan que una noche de verano de luna llena, y bajo la sombra del árbol muerto, Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdace, Mississipi, para convertirse en el mejor guitarrista de blues de la historia. Tiempo después del pacto diabólico, regresó metamorfoseado en un artista descomunal, con un walking bass magnético de las cuerdas bajas y un slide insólito como un lamento del infierno.

 

La leyenda musical de los 27

La mujer de Ralph era una sepultura segura cuando su marido, en mitad de un concierto, le pasó aquella botella de whisky con estricnina y vino el diablo a llevárselo, haciendo de él el primero de la leyenda musical de los 27: Jim Morrison, Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain o Amy Winehouse. Mayte varía el discurso narrativo de los épicos relatos del pasado desde un lenguaje postmoderno, ocultando la implicación física del artista sobre la obra de arte. Cimentando la figura sobre el fondo plano, reafirma su bidimensionalidad a través de los planos de color, configura los volúmenes situando a los personajes, cerrando el trato con un trago construido mediante el collage, Robert y un Jimmy Hendrix transfigurado en diablo sobre un paisaje ardiente, la luna ilumina febril el árbol muerto, que enmarca una línea de horizonte muy elevada que se confunde con un cielo caligráfico. Mayte aproxima el Pop al lenguaje contemporáneo con la inspiración del diseño, el cómic y la publicidad, sensibilizando la antisensibilidad de la intrahistoria de los personajes transformados en icono comestible por una sociedad de consumo carente de empatía. Simplifica la imagen ironizando la escenografía a través de la viñeta Hard-Edge y la trama de puntos Benday para representar los degradados de color, procedimiento heredado de la impresión industrial y de fragmentalización de la imagen como Lichtenstein, concebida como secciones perfiladas con línea de contorno, rellenos de color y forma geométrica, alterando los sentidos en dos niveles de percepción, volumen y abstracción. La artista se inspira en el ámbito externo de la auricidad del arte, con esa estética cercana de lo popular, iconografía de una sociedad en tránsito de la que hace reflexión, parodia y crítica a través de la potencia expresiva y la tensión dramática de los fondos planos, vibrantes e intensos.

Retratos de las divas

  

La gran familia de El Cercano, aparece representada en The Cercanito´s Jazz, una serie creada para el espacio multicanal que dirige Moncho Conde Corbal al que retrata como un trompetista de cine negro, embajador del hilo narrativo oculto en la semioscuridad del ala del sombrero, que interpreta la melodía a la que da voz Paloma convertida en femme fatale y diva, cuya silueta en asimétrico escorzo, es protagonista de un plano cinematográfico. Mayte se autorretrata con dinámico entusiasmo tocando una batería multicolor con importancia de la línea de contorno delimitadora de planos de color y un interés por la captación psicológica en el retrato. Ester desgrana la sombra que chorrea del instrumento hasta derretirse.

Interpreta desde dos planteamientos estéticos los retratos de las divas del jazz, Sara Vaughan, Nina Simone y Billie Holiday. Oscuro es el retrato de Miles Davis, desde la desolación sobre una mezcla óptica en un fondo de fragmentado preciosismo simbolista que confluye con la violencia de la mancha informalista propia del action paingting y el dripping combinando fórmulas figurativas con la abstracción.