Elecciones Generales: El 54% de los españoles se opone a la guerra | EL MUNDO
En España la secuencia de imágenes que se sucedió tras la foto de las Azores de 2003, aquella que rubricaba el pacto entre Aznar, Blair y Bush para lanzar un ultimátum a Sadam Husein y a la ONU, se mantiene nítida en el imaginario colectivo. Sólo cuatro días después se produjo la invasión de Irak y se abrió una guerra que duró siete años y acarreó nefastas consecuencias. Para los españoles muy especialmente porque, un año después, Madrid padeció el ataque terrorista más brutal que se recuerda hasta la fecha en Europa: 193 muertos y 1.858 heridos. Once años más tarde, los ciudadanos recelan de cualquier decisión que se asemeje a la de entonces. El miedo sigue presente y ahora, tras los atentados de París, brota a flor de piel.
Así lo pone de manifiesto una encuesta realizada por Sigma Dos para EL MUNDO, que señala que el 83% de los ciudadanos cree posible que en España se repita una acción sangrienta como la que acaba de vivir la capital francesa o como la que se produjo aquí mismo en 2004. Y quizá por ello, una mayoría clara -el 54%- rechaza la posibilidad de que el Gobierno se comprometa en acciones militares directas en Siria.
También por esta razón, el Ejecutivo del PP huye de las decisiones precipitadas. A las puertas de unas elecciones generales, Mariano Rajoy se resiste a dar un paso al frente siguiendo la estela de otros socios europeos. Un paso que, de inmediato, encontraría oposición en la calle, como lo demuestra el sondeo.El No a la guerra que ya retumbó en 2003 y 2004 volvería a cobrar fuerza, envenenando una campaña electoral de por sí extremadamente compleja y volátil, y a la que ningún Gobierno querría enfrentarse so pena de ver arruinadas sus aspiraciones en las urnas.
Y es que a menos de un mes para las elecciones los votantes se pronuncian con claridad independientemente de su edad. Los más jóvenes -entre 18 y 44 años- son los que rechazan de manera más firme la posibilidad de que España se embarque en una campaña de ataques sobre Siria para acabar con las fuerzas del Estado Islámico. De 45 años en adelante, el rechazo se atempera pero aun así es la posición que mantiene más de la mitad de los encuestados.
Políticamente, los votantes de centroderecha son los más proclives a una operación militar. Aun así, su posición no es abrumadora. Un 53,2% de quienes aseguran haber votado al PP se muestra a favor de que España se sume a las operaciones en Siria, a pesar de que el Gobierno hasta el momento ha preferido no comprometerse con esta opción.
El Ejecutivo mantiene su decisión de prestar ayuda a Francia, principal promotora de las acciones de castigo, pero rehúsa aún hacer ofertas militares concretas. Su estrategia pasa por aunar previamente la voluntad política interna. Rajoy está decidido a evitar cualquier paso que los españoles interpreten que se ha adoptado al margen de su voluntad.
Los simpatizantes de Ciudadanos, que exhibe un discurso duro para hacer frente a la amenaza, se muestran divididos: el 45,3% apoyaría la participación militar española y el 45,8% la rechazaría.
Los votantes de izquierda son los más reacios a esgrimir las armas. El 57% de los votantes socialistas, el 65% de los de Izquierda Unida y el 77% de los de Podemos aseguran ser contrarios a esta opción.
En lo que prácticamente hay unanimidad, al margen del color ideológico o la edad, es en el temor a que en territorio español pueda producirse nuevamente un atentado de enormes proporciones. Los ciudadanos perciben la amenaza del terrorismo yihadista como algo próximo, agazapado pero cercano, acechante. La posibilidad de vivir otra vez un gran ataque está muy mayoritariamente presente en todas las franjas de edad y en todas las afinidades políticas.
Así lo considera el 81% de los votantes del PP; el 80% de los del PSOE; el 92% de los de Podemos; el 86% de los de C’s y casi el 88% de los que se inclinan por IU. Ante unos resultados así -el Gobierno dispone de estudios propios en la misma línea-, la posición precavida que ha adoptado el Ejecutivo no resulta extraña, aun arriesgándose a que se le acuse de falta de decisión e incluso de insolidaridad a la hora de hacer frente a una amenaza global. Rajoy prefiere caminar con pies de plomo sorteando en este tramo final de mandato el rechazo de la calle y la venganza de la violencia sectaria.
1 comentario en “Los españoles no quieren ir a la guerra con la coalición”
SANTA RUSIA. Por FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ
LOS BOLCHEVIQUES no pudieron con ella. De las cenizas del oropel soviético renació, como el oro de los alquimistas, la Nueva Roma de Dostoievski y Tolstoi, la mística de los maestros cantores del alma rusa, la sagrada misión y sublime decisión de erigirse en salvadora del mundo occidental frente a los embates del multiculturalismo que disuelve en engrudo todas las culturas, del relativismo que degrada la verdad ética y la excelencia estética, del buenismo que conduce al entreguismo, de la globalización que convierte en paletos a los cosmopolitas, del estado de bienestar que transforma en peleles invertebrados a los que maman de él, de la Europa sin atributos que baila al son del flautín de la Casa Blanca y, por supuesto, de la barbarie de la yihad. Cuando Hitler invadió Polonia no había en la Europa democrática ni un solo estadista que mereciera ese nombre. Todos eran Chamberlain. Luego llegarían Churchill y De Gaulle, pero para eso fue necesario que la cruz gamada ondease en los Campos Elíseos. Hoy, frente al IS, estamos en las mismas. Todos los políticos, menos uno, son Chamberlain. El único estadista que queda en el mundo se llama Putin. Por eso lo demonizan, por eso lo calumnian, por eso le atribuyen los crímenes que los demás cometen, por eso han orquestado contra él una de las mayores campañas publicitarias que la historia universal ha conocido, superada sólo en cuantía de inversión oligárquica y en lavado colectivo de cerebros por la que condujo al despacho oval a un fantoche llamado Obama. La agresión perpetrada por Turquía y avalada por la OTAN y el Pentágono contra el caza ruso es una declaración de guerra que sólo beneficia al IS, a sus marcas blancas (o negras) en cuatro continentes y al proyecto de que el imperio otomano vuelva a ser hegemónico en el Islam. Ayer hubo varias manifestaciones buenistas de tontos útiles arrodillados frente a las bocas de los kalashnikov que los acribillarán. Todos eran Chamberlain. Les dicen sus rabadanes, y ellos los creen, que es la hora de los políticos. Mentira. Es la hora de los militares. Es la hora de releer a Spengler. Es la hora de recordar que cuando la civilización está en peligro, es un pelotón de soldados quien la salva. Es la hora de Putin. Es la hora de la Santa Rusia. Menos mal que nos queda Moscú, pues quizá, gracias a eso, también nos quede París.