La verdad es que me pisó la idea. También un servidor quisiera ser senador para bombardearlo desde dentro. Es natural para cualquiera que sienta el abuso de este lugar de altura para la patada de turno político. Pero el pequeño Nicolás se ha adelantado públicamente a este deseo de un particular a hacer política de limpieza institucional. Es el honor del samurái haciéndose el suppuku.
El pequeño Nicolás se ha hecho mayor. Tras ser espía en la adolescencia (o eso contaba), ahora, a los 21 años, quiere ser político. Senador, para más inri. “Quiero ser senador para cerrar el Senado”. Principio y fin de su programa. El partido no tiene nombre (“se decidirá en una encuesta online la semana que viene”, anuncia), ni tiene más miembros que Francisco Nicolás, “candidato independiente al Senado 2015”. Así se presenta. Con un logo que recuerda (cuidado) al de ‘Papel’ y vestido como en la cena de gala de fin de curso pero en la plaza de la Marina. Traje azul, corbata perfecta y más flaco que en sus últimos prime times. Nos llega la foto de campaña y el archivo se llama ‘houseofcards.jpg‘. “La democracia está sobrevalorada”, tuiteó en la jornada de reflexión del 24-M, cuando ya se imaginaba como el pequeño Underwood.
Francisco Nicolás ha votado toda su vida al PP. Y quien dice toda su vida dice una vez. Confiesa que votó a Arias Cañete en las europeas, un poco por inercia FAES, y que se quedó en casa en las últimas autonómicas. “El sistema me ha utilizado y me ha adoctrinado, pero yo no tengo ideología. Estoy cansado de la división entre izquierdas y derechas“, dice en plan Iglesias/Rivera. “Yo creo en la división entre lo que funciona y lo que no; y el Senado no funciona”.
Su mitin va de repetir que la Cámara Alta de las Cortes es “inútil”, que nadie recuerda a qué senadores votó en las últimas elecciones y que él no tiene más ideología que “los números”. “El gasto público es muy elevado, la administración está sobredimensionada y sólo sirve para colocar a amiguetes y mantener a políticos. El Senado se gasta cada año 50 millones de euros y la mitad se destina a pagar sueldos de senadores. Eso no es viable”, proclama.
Dice el candidato Nicolás que se presenta una vez y no más, que creará su equipo como un “cazatalentos”, sin enchufar a nadie, y que si llega al Senado donará todas las subvenciones y reclamará que todos los partidos tengan en sus listas a al menos un 80% de candidatos con carrera universitaria y un máster de gestión pública. “No salvo a ningún político porque todos son políticos. Hace falta otro sistema, que los partidos funcionen como una empresa”.
Todavía a la espera de que se ratifique la querella contra él por un presunto delito de injurias contra el CNI, el pequeño Nicolás admite su preocupación por que se utilicen “medios del Estado” en contra de su incipiente candidatura. “No es perfecta, pero es necesaria”, dice sobre su lista unipersonal. “Sólo espero que los partidos me tengan miedo, que tengan miedo a perder el chollo”.
“¿Me vas a votar?”, pregunta antes de colgar.
1 comentario en “El pequeño Nicolás quiere ser ‘senador’”
Claro que sí, aquí en España los ladrones, vagos y maleantes en vez de a prisión los metemos, para mantenerlos, en el Congreso o en el Senado. ¡Arriba España! Y Olé…