Carta abierta a Susana Gómez Valencia
Ya tienes un lugar, estimada edila de Democracia Ourensana (DO), en el templo de la deslealtad. En tu epitafio, resumido en un titular de La Voz («Nací con Jácome y me muero con él») expresas tu felonía al líder que te posibilitó entrar en la política local. Das la espantada cuando más daño le haces a tu descubridor (¡qué candidez la suya al valorarte de «10 sobre 10»!) y al partido. Tu acción (consciente y meditada, dispuesta a favorecer a terceros) es un rejón de muerte a su proyecto. En la Corporación encontrarás decenas de ejemplos de ediles que no van en las listas, ni comparten planes, pero que siguen con lealtad a sus siglas hasta el 24-M. Tú actitud está en las antípodas. Abandonas a dos meses de las elecciones con el objetivo inconfesable de que Jácome (que te permitió vivir de la política 46 de los 48 meses de la legislatura), muera contigo.
En la hora del adiós nos haces dos descubrimientos. El primero, tu vitola de independiente cuando ni en la hemeroteca, ni en la papeleta electoral ni en tus intervenciones en Auria TV la habías alegado nunca. El segundo, la mentira que nos contabas cuando alababas a DO porque no obedecía a consignas externas. Ahora coqueteas con un partido, Ciudadanos, que tiene su sede en la Gran Vía de las Cortes Catalanas calle que, como se sabe, rezuma pura ourensanía. «Hemos hablado con Susana y nos hizo saber que le gustaba la propuesta», le dijo a La Voz un jefe local de Ciudadanos al que le gustaría verte encabezar su lista y que quiere pescar en el caladero de los cinco mil votos que obtuvo Jácome cuando tú eras una desconocida. Reconoces los contactos con Ciudadanos (¡cuándo todavía estás cobrando el sueldo de DO!) y admites que «no les dije ni que sí ni que no» esperando una mejor oportunidad (¿las generales?) que no creo te den porque no engrandece a un partido incorporar a personas que llegan con la traición por divisa.
Desde septiembre del 2012 sabía que eras más de la casta política al uso, hoy en almoneda, que de la transgresora de Jácome. Entonces habías rubricado, con PSOE, PP y BNG, la «confianza en relación coa inocencia do alcalde» tras la detención del exregidor socialista. Mostraste tu apoyo, en lugar de exigir explicaciones, a una persona que está imputada por prevaricación, cohecho, falsedad documental, blanqueo de capitales y uso de información privilegiada. Desde entonces supe que eras un verso suelto en un partido al que le importan poco las formas y mucho el fondo de los problemas municipales.
En tu despedida le agradeces a PSOE, PP y BNG «el respeto que han mostrado por mi actividad política». ¡Qué frágil memoria y qué ingratitud! ¿Es respeto lo que llevó al alcalde a desalojarte de un pleno por una nimiedad cuando el PSOE cuestionaba tu trayectoria profesional? ¿Por qué eres agradecida con tus contrarios y no tienes ni una línea de gratitud y reconocimiento a Democracia Ourensana?
Te vuelves a tu puesto de trabajadora del Ayuntamiento y eso lo aclara todo. El rumbo que no te gustaba de Jácome era que, en defensa de los intereses públicos, intentase que los funcionarios del Concello no fueran unos privilegiados con relación a los demás funcionarios del Estado o de la Xunta. Ahora regresas y podrás tener cafés de más de una hora, pagarte el dentista o las gafas con dinero de los contribuyentes, e incluso asistir a esos conciertos de la banda que nos cuestan 8.000 euros cuando la media del coste de actuaciones similares es de 2.000. Con tu escena final de «morir con Jácome» demuestras que estabas más por la defensa de los privilegios de un reducido grupo de ourensanos que por la de los votantes que le habían pedido a Democracia Ourensana, ese partido del que tú te vas matando, que llenase de decencia la Consistorial.