Ahí van, pasan todos corriendo, como si la meta no fuera otra que desaparecer. Claro que no estamos hablando de la vida, por eso se comprende más, es la carrera de San Martiño, una vez más y van treinta y tantas ediciones aunque es la primera en que se cobra, que no está mal, pues que no cueste al erario público lo que debe costarle al personal que corre por gusto de correr. Y aquí Willy el incombustible que no faltó nunca a esta cita.
Mal tiempo para la San Martiño
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