Pues que uno no estaba de humor pero es lo que creía porque al final reir se rió a mandíbula batiente. A mi lo de los monólogos es algo que no me hace demasiado chiste, sobre todo por la televisión, ni fu ni fa, o por muy poco tiempo ya que más me aburren. Pero tengo que reconocer que ayer fue distinto. Lo pasé genial y sentí que otra gente no lo hubiera disfrutado al igual, pues hace falta reirse como nos reimos lo que estuvimos viendo a Stephani Lliyora. Los espontáneos que salieron con ella estuvieron fenomenal, simpáticos, divertidos, sin cortarse ni un comino. Genial.
Con Stephane
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