Paloma Díaz-Jares (A Coruña) Los que saben de moda aseguran que uno de los secretos de Sociedad Textil Lonia (STL), segunda empresa por facturación de Galicia, es permitir que muchas personas con ingresos medios vistan de lujo. Lleva a gala vender “prêt-à-porter” de pompa a precios accesibles, lo que le ha permitido fidelizar a un público femenino de entre 30 y 45 años. Y, como buenos gallegos, hacen patria, así es que tanto decoradores, carpinteros como operarios pertenecen a la tierra de Rosalía de Castro.
Lonia es un gigante prácticamente desconocido más allá de Galicia, aunque sus tentáculos abarcan medio mundo. No hablan, no hay marketing, no hay política de comunicación. La empresa, enemiga de brindar información a la prensa, dice: “Simplemente dejamos que sean nuestras marcas las que hablen por nosotros”.
El éxito de la gallega Sociedad Textil Lonia (STL) vino rápido, muy rápido, apenas un año después de su constitución, 1997, cuando lanzó al mercado la primera colección de su marca Purificación García. Tras esta, le sucedieron otras muchas con gran aceptación del mercado. En la primavera de 2001, abrió la primera tienda de CH Carolina Herrera tras llegar a un acuerdo con la diseñadora venezolana para fabricar su segunda marca”lifestyle” CH.
Desde entonces, la sociedad no ha parado de crecer. Hoy cuenta con 129 tiendas propias y más de 220 puntos de distribución en Europa, América, Asia y Oriente Medio. De estas tiendas, 280 pertenecen a Purificación García y otras 236 a CH Carolina Herrera. STL cerró el ejercicio 2013 con una cifra de negocio de 292 millones de euros, casi todo proveniente de las ventas en el extranjero.
La historia de Lonia comenzó cuando los hermanos de Adolfo Domínguez decidieron probar suerte en la industria textil fuera del halo del “Duende” –así es como popularmente llaman al modisto–. Las discrepancias entre ellos obligaron a disolver la empresa Adolfo Domínguez, que en la década de los 80 era el referente de la moda gallega en todo el mundo. Él reconvirtió la arruga, y, gracias a un magnífico ‘peeling’ de marketing, la puso bella.
Adolfo sacó a bolsa el 60%, quedándose con el 40% del capital. El resto del clan, Josefina, Francisco Javier y Jesús Domínguez, fundó STL con el dinero obtenido en la colocación. Del funcionamiento, del día a día de la sede mundial que se encuentra en Orense, se encarga Javier, que dirige un equipo de 700 personas, aunque la plantilla total en el mundo supera los 2.300 empleados, que están repartidos en más de 500 tiendas y en 38 países.
“Casi todo el mundo en Orense trabaja de una manera u otra para los hermanos Domínguez”, aseguran los empleados. Valoran positivamente que el 70% tenga un contrato indefinido y también alaban la poca rotación de personal. La empresa no se esmera en crear fórmulas nuevas de contratación y se ajusta estrictamente a lo que establece el convenio estatal del gremio.
Fuentes sindicales de Comisiones Obreras reconocen que no han sufrido ajustes de plantilla: “Alguna vez se despide a trabajadores porque no son los adecuados para formar parte del equipo. En estos casos, la empresa abona 45 días de indemnización y se acabó”, dicen desde CCOO.
La producción de STL se ha duplicado en los últimos quince años según fuentes sindicales. En los inicios trabajaban unas 300 personas y había naves vacías. Hoy todas están ocupadas y, además, hay algunas nuevas.
Adiós a Louis Vuitton
La compañía Puig compró recientemente por unos 70 millones de euros, el 25% de Sociedad Textil Lonia (STL) que poseía el grupo de lujo francés Louis Vuitton-Moët Hennessy (LVMH).
La operación para el grupo catalán supone consolidar la relación que se inició hace 15 años, cuando Carolina Herrera, propiedad de Puig, firmó con STL la licencia para la producción y distribución de la línea de moda”lifestyle” CH Carolina Herrera. Pero no todo el mundo piensa igual. Hay quien ve un retroceso en este movimiento accionarial, puesto que desde ahora dejarán de estar bajo el paraguas de LVMH, referente del lujo en el mundo. Vídeo: Desfile de Carolina Herrera Primavera-Verano 2015
Aun así, la operación no se ha formalizado todavía, entre otras cosas porque los hermanos Francisco Javier, Josefina y Jesús Domínguez –socios mayoritarios de Textil Lonia– tienen un derecho de tanteo sobre el 25% propiedad de LVMH, al que primero deben renunciar. Pese a todo, esperan tener el asunto cerrado antes de final de año.
La familia Domínguez lleva a cabo su expansión internacional a través de plazas de baja tributación que ofrecen ventajas impositivas. Es el caso de Delaware, en Estados Unidos, desde donde canalizan gran parte de sus inversiones en América.