Mientras las patologías mentales en España permanecen estables, el consumo de psicofármacos se ha disparado, y en los últimos 10 años ha aumentado casi un 20%.
En la sociedad actual existe una tendencia a convertir los problemas cotidianos en trastornos mentales, y cada vez más pacientes recurren a estas pastillas. Varios factores explican este consumo excesivo de ansiolíticos y antidepresivos como la exigencia de éxito profesional.
También habría que analizar si este proteccionismo idiota que se ha auspiciado sobre el niño no tiene su reflejo en el problema, pues cuando se llega a la edad de adulto y ya no está el Estado protector que ha impedido a un padre hasta darle un azote al hijo que lo merece, porque pobrecillo el niño, se encuentra uno más desvalido ante los problemas que le acucian que a pastillazo toca combatirlo.
Somos los primeros de Europa en consumo de este tipo, qué pena.