El cabrón planificaba sus abusos drogando a sus víctimas con Orfidal en las golosinas que les ofrecía.
Siempre el mismo cuento, aprovechar la debilidad humana para hacerlas caer en la tentación más simple y después arrear el golpe sobre el débil, o inocente, cual es el caso aquí de unas niñas demasiado pequeñas (entre 5 y 11 años) como para distinguir al cabrón del amigo.
Ayer, por fin, fue detenido el pederasta de Ciudad Lineal en Santander.
Con el orfidal que les daba en la golosina las niñas perdían la consciencia para no recordar lo que había ocurrido y así no dejar huella que lo detuviera. En al menos tres casos el pederasta narcotizó a las víctimas para cometer los abusos llegando a darle a una de ellas estuvo a punto de costarle la vida ya que le dio más de seis comprimidos.
Según las pesquisas policiales, Antonio se habría encargado de cobrar deudas a clientes que no pagaban dinero a esa empresa, según fuentes del caso. En dos casos el pederasta subió a las pequeñas a un piso y en los otros tres cometió los abusos dentro de un coche.