Editado por iniciativa de El Cercano, en formula de coedición por un grupo de amigos (crowfunding o micromecenazgo, creo que se le llama ahora). En todo caso, una excelente idea, muy útil para desarrollar cultura de calidad sin subvenciones ni otras “ataduras” en tiempos de crisis.
Un estupendo divertimento de Chesi donde nos muestra su particular universo literario, lleno del humor “oscuro” que caracteriza sus obras. Como siempre, el texto está trabajado al máximo, buscando afinar en cada palabra, en cada frase, en cada uno de los párrafos…, con la profesionalidad de los narradores maduros que sufren y disfrutan al escribir, buscando sin descanso su propia excelencia.
Divertido, fresco y alegre, a pesar del largo paseo por la dura soledad de su protagonista, Antonio Randulfe, eterno residente en Ourense: esa ciudad gris y provinciana a la que Chesi adora y a la que él mismo tanto se parece.
La novela tiene un esquema narrativo peculiar que mezcla en diferentes momentos la primera persona con el narrador omnisciente. Con un ritmo creciente que consigue incrementar poco a poco el interés del lector. Con constantes guiños a la literatura, al extraño y competitivo mundo de los escritores y a las fantasías sexuales de una generación gloriosa que no lo tuvo fácil en ese exigente campo de la existencia. Y que ahora observa –sin perder nunca la afición- la quizás monótona abundancia de la postmodernidad.
Antonio Randulfe es una especie en peligro de extinción, un prototipo de antihéroe ourensano en la, por momentos, agobiante atmosfera que Chesi propone en esta fantasía. Un tipo solitario, muy amigo de sus amigos, fracasado sin remedio, tierno, facha y, al tiempo, compasivo y solidario. Una ingeniosa mezcla, con trazos que recuerdan al propio creador, a sus sueños lúbricos, a algún amigo en otro tiempo admirado, a otros personajes de la literatura y el cine… Pero, sobre todo, Randulfe es un personaje tan clandestino como Ourense. Mucho más dotado, no sólo sexualmente, de lo que parece. También como Ourense. Tímido, cascarrabias, introvertido, asocial incluso… pero honesto. Como Ourense, en fin.
Chesi, en “El disfraz”, juega de nuevo con el diccionario, con las palabras, las definiciones, la repetición de las frases y las direcciones postales… Pero lo hace con la mesura justa para aprovechar esos recursos literarios desde el respeto con el que siempre trata a sus relatos y a sus lectores. Consiguiendo que una historia, en apariencia con poco recorrido, se estire lo suficiente para dejar en el aire recuerdos, sensaciones y sentimientos. Para pasar un rato de buena literatura. Algo cada vez más difícil de conseguir con las actuales novedades editoriales.