Mis Carmelamigas
Como dice Serrat en su canción, “mis amigas son gente cumplidora, que acuden cuando saben que yo espero…”. Y allí estaban ellas. En la fiesta de cumpleaños sorpresa para mi melliza y semi-sorpresa para mí. La fiesta que celebramos el viernes 12 en las mismitas oficinas de El Cercano.Y lo pasamos genial!
Confieso que es la primera vez que no me importa cumplir años porque ellas los cumplen conmigo. Porque de su mano he entrado en el maravilloso club de las cincuentonas, como graciosamente le bautizaron. Nos regalaron, entre otras cosas, un libro en el que se pueden leer citas, de la 1 a la 50, que no tienen desperdicio (cincuentra razones para cumplir otros 50). Y un precioso anillo que me va a unir a ellas de por vida. Cual matrimonio bienavenido.
Me encanta que todas tengamos la misma edad. Me encanta que Bea cambie de bolso porque sus “carmelamigas” le dicen que el que lleva ya está muy usado. Me encanta como Begoña comenta nuestros acontecimientos. Como Mely se ríe. Como Pili pone a funcionar su mente para darnos la sorpresa de nuestra vida. Como Jorreto cuenta anécdotas. Como Hilda habla de los hombres. Como Susi no aparca jamás su sonrisa. Como Paloma nos organiza. Como Merchy se conserva tan bien (cerda, más que cerda!). Como Angeles pone el punto de sensatez en sus comentarios (cagasantencias, que se llama de toda la vida). Como soy capaz de imitar a Miguel Bosé sin el menor pudor. Y sobre todo me gusta porque todas llevamos las mismas cosas en el bolso, que sirven tanto para un roto como para un descosido. Desde el abanico hasta los tampax junto con las tena-lady.
Este último año ha sido especialmente duro para mi (y para mi hermana Paloma) y ellas estuvieron a la altura. Se anotaron tanto a la ronda de copas como a la de clinex. Con la mayor naturalidad. Nunca dejaron de hacerme saber que estaban a mi lado. Las conozco desde hace infinidad de años. Desde el colegio. Por eso las llamo “mis Carmelamigas”. Porque son las amigas de las Carmelitas, y porque juntas aprendimos desde las decllinaciones en latín hasta el descubrimiento de la novedosa crema antiarrugas del mercado!
La del viernes fué una velada inolvidable. Como son inolvidables todas nuestras reuniones. Ellas me hacen reir tanto! y sólo ellas me arrancan una lagrimita de emoción con sus detalles. Y por eso quisimos compartir juntas esta nueva etapa en la que todas estamos entrando: LA CINCUENTENA. Y estoy orgullosa de todas y de cada una. Porque fuimos capaces de reencontrarnos y de simplemente querernos.
Me faltan palabras y me sobran sentimientos para expresar cuánto las quiero y cuánto las necesito. Por eso, desde aquí, quiero rendirles un pequeño homenaje de agradecimiento. Para que la gente que lea esto sepa lo afortunada que soy de tener amigas como las que tengo. Espero que muchas personas se sientan identificadas porque eso querrá decir que se sienten tan queridas y arropadas como yo. Me emociono cada vez que soy consciente de ello. Jamás nadie ha tenido amigas mejores y no exagero. Amigas de verdad con las que puedes ser tu misma y no pasa nada. Y esto es, en definitiva, un trocito de la felicidad que todos anhelamos. Porque rodearse de gente de estas características, nos da la vida. A mi me la da. ¿Como no voy a hablar de ellas? Se lo merecen. Y merecen que todo el mundo sepa que las adoro.
Carmelamigas, desde aquí os doy las gracias por estar. Por haberme hecho reir tanto, tanto en la fiesta de cumpleaños. Por haberos anotadoa ella sin el menor pero. Por apoyarme en los momentos duros y en los durísimos. Es un lujo el haberos encontrado.
Y por ser como sois, OS QUIERO.
Homenaje
El sonido de las burbujas que la ayudan a respirar inunda la habitación de mi tía. Blup, blup, blup… un blup blup que al final escuchas como si fuera música de fondo.l La misma que puedo escuchar a través de los auriculares de mi hermana y que llevan a formar parte de lo más cotidiano. Blup, blup, blup… como el agua en ebullición, un sonido tercamente constante que acompaña a la perfección a la canción que suena en el MP3. …
La pulidora del suelo, los carritos rodando por los pasillos que conducen ángeles con bata blanca… todo forma parte de la banda sonora de esta especial película que estamos viviendo aquí. Y el sonido principal, su respiración, sus suspiros, sus quejidos cada vez más ocasionales.
Cuando me levanto a verla, las pocas veces que parece despierta, sus 95 años me miran perdidamente. Parece que quieren decir algo. La canción sigue sonando… Ven, ven a vivir ven, ven a vivir ven…
Entre una estrofa y otra, un suspiro de cansancio se escapa de su garganta. Me alerta, me sobrecoge y me entristece.
“… Cuéntame, como te ha ido…” Ahora Fórmula V me da la pauta porque yo me estoy pregunhtando si le quedaría algo por decir. Fue como un aviso irónico que me hizo sonreir.
¡Cuanto movimiento hay alrededor de esta espera (¡maldita espera, injusta espera!)
El médico acaba de llegar. Parece que el tiempo se va agotando y lo que pase será cuestión solamente de otra Voluntad. Y la pregunta del millón. ¿La sedamos más? Convendría mitigar el sufrimiento que pueda quedar en ese cuerpo donde ya casi nada funciona… ¡Pues claro que sí!
Muy oportunamente Karina despide este relato y al médico. Y a nosotras nos alienta con su eurovisiva canción: “Tus sueños de siempre serán realidad en un mundo nuevo y feliz- ¡En un mundo nuevo y f e l í í í z !
DE COMO LA ESTUPIDEZ VESTIDA DE BLANCO… MONA SE QUEDA (CHIRUCA) | |
Últimamente y para mi desgracia, me ha tocado ir de hospital en hospital. Agotador. Y me he encontrado de todo, gente buena y gente no tan buena. Si hace unos mese hablaba de ángeles con bata blanca, hoy me voy a dedicar en este espacio, a hablaros de demonios disfrazados de ángeles. Pero que no engañan a nadie, of course!!! En este caso, de una trabajadora social de uno de esos hospitales que hizo que mis momentos “ol-bran” fuesen dedicados a ella. Si una ya está apenada, desganada, triste, acongojada y todos los demas calificativos que querais añadir, esta mujer hizo que lo hasta ahora vivido y sentido fuera un atajo hacia la desesperación y hacia la impotencia. Claro que, por todo el hospital te recuerdan mediante carteles muy elocuentes, que la violencia no conduce a nada. Que allí se trabaja y que hay que ser comprensivos con los profesionales de la medicina y sus derivados… Giras la cabeza y un cartel, la vuelves hacia otro lado y otro cartel… como que quieren que tengas presente que antes de dirigirte a una de esas personas lo debes hacer con el debido respeto, recato, buscando las palabras adecuadas y que no den lugar a malas interpretaciones porque, claro, están muy sensibilizados (de mi sensibilidad no había ni un cartelito, por supuesto, sólo hojas de queja..) y ya tienen bastante presión con el día a día para que una (o sea, yo) venga a levantarles la voz, la mano o su mal humor. No la la violencia ni física ni verbal. Y porque ese cartelito se reproducía constantemente en mi cabeza, fuí capaz de controlar mi lenguaje verbal y no verbal. Pero no fuí capaz de controlar mis pensamientos. ¿Que hacer cuando una trabajadora social te trata como si fueras la tonta de turno, haciéndote creer que ella y solo ella entiende ¡y sabe! lo que hay que hacer en cada momento (si yo fuera tu, era su frase favorita) y además casi te codiciona a ello? Eso de toda la vida en mi cole se llamaba abusar. ¿o no? Y además, al principio te acoge con una camaradería (sospechosa, claro, pero dado tu ánimo, hasta la agradeces) para que cuando estás relajada, entregada e incluso contenta… ¡¡¡zas!!! aparece la bipolaridad maldita y el disfraz blanco parece rojo, y alucinas cuando ves salir unos pequeños cuernos en su cabecita hueca. ¡Me ha engañado la muy…. me ha embaucado totalmente! Me cogió de sorpresa, si. Lo cofieso. Yo que soy tan guapa y tan lista… me la metíó doblada. A partir de ahí, el hablar con ella, o mas bien esucharla por esa bocaza fanfarronear un monólogo que aumentaba a una velocidad vertiginosa su ego, fué una penitencia, un reseso pan nuestro de cada día hasta que toda la burocracia estuvo salvada. Y yo con ella. Increible. Y como no puedes ni meter baza, ni contestar mal, ni na de na porque “casi todo” se considera una agresión, pues no reaccionas con la debida agilidad ni encuentras las palabras adecuadas para llevar la conversación a donde debería ir desde un principio. Es decir, hacia solucionar el problema con el que entré y no para complicarme la vida con visiones -alucinaciones- particulares disfrazadas de profesionalidad. Porque nadie como ella sabe hacer su trabajo (palabras textuales). ¡Que chulería para decir babosadas, madredelamorhermoso! ¡Que prepotencia para expresar “lo que ella haría en mi lugar” (¿que carajo sabe ella de como es mi lugar, si no me deja hablar? A mí, que aprendí a hablar antes que a andar y llevo practicando toda mi vida el arte de la palabra) y que falta de delicadeza, dios santo! Me daba las malas noticias con una especie de “chincha-rabiña” que en mi fuero interno se me repetía la imagen de mi mano abierta chocando contra su cara redonda, rosada, extreñida y blanda. Pero era capaz de joderme el día, vaya-por-dios. Ni siquiera me animaba el hecho de comprender que la que tenía problemas era ella y no yo. Porque lo cierto era que el corazón se me aceleraba a un ritmo tan trepidante que hasta hacía que temblasen mis manos. ¡La madre que la parió! Si me cruzaba con ella por el pasillo inconscientemente me ponía tan tensa que hasta aumentaba mi atura en dos o tres centímetros…. o cuatro, ya puestos. Bueno, al menos gracias a ella me sentía esbeltisííííiísima. Era insufrible. O sea que mi estancia en este último hospital, fué un camino de rosas con espinas y ella fue la espinita que se me había clavado en el corazón…. Y como a mi me enseñaron de pequeñita, y yo de pequeñita era pero que muy aplicada, que las espinas hay que sacarlas o se puede infectar la herida, pues yo también me la voy a sacar. Por un lado aquí escribo para todos vosotros para que no os dejeis engañar por estos vampiros de energía y por otro, regalarle el próximo día unas barritas que ayudan muy mucho al tránsito intestinal, para que, en la media de lo posible, cese ese extreñimiento que da lugar a tan mala leche! Chiruca |