“Mas allá de la mente” es un estado de consciencia distinto del habitual, pero que no excluye utilizar la mente normal para los usos ordinarios en que es necesaria, que son mucho menos de los que realmente se precisan, pues nuestras normales emociones, tensan muchas veces a nuestra mente normal, a querer dar solución a cosas para las cuales no está capacitada, y asi surge la insatisfacción y el estrés tan corrientes sobre todo hoy dia.
Algunos, desde la filosofía sobre todo, confunden este estado de consciencia mas allá de la mente con el irracionalismo filosófico, pero nada mas lejos de la realidad a que me refiero. Esta realidad de verdadera consciencia, no es ni racional ni irracional sino que es “transrracional”, por lo tanto imposible de describir tanto en la filosofía racionalista como en la de los irracionalistas. Solo se puede decir de ella que es carente de pensamiento alguno, es decir que hay un vacio mental, durante el cual no se conceptualiza nada. Este estado de vacio mental, es lo que se trata de realizar en la meditación, y cuando se logra va acompañado de un estado de relajación y paz profundas.
Naturalmente, alcanzar los estados mentales aludidos anteriormente, requiere mucho tiempo de practica diaria, aunque como todo en la vida, para unos será mas pronto que para otros. En todo caso lo que me parece fuera de duda, por mi experiencia personal, es que los beneficios que aporta la meditación diaria, a toda nuestra estructura somato-psiquica- energética y espiritual, difícilmente puede ser alcanzable por cualquier otro camino. A nivel biológico y energético, el cerebro cortical disminuye la estresante sobrecarga neuronal, a que le obliga el incesante discurrir de pensamientos inútiles y perjudiciales, para la buena salud y bienestar. A medida que el practicante avance en su meditación diaria, puede incluso llegar en algunos momentos, a desconectarse del todo de su cortex cerebral y entrar en los estados profundos de meditación, en los que sobreviene una paz profunda y una consciencia de la realidad tal como verdaderamente es. Por otra parte, y siempre según el grado de profundidad alcanzado, la normal distonía del sistema nervioso neurovegetativo, simpático-parasimpático, disminuye e incluso puede llegar a una perfecta sintonia, por lo que la persona adquiere una calma y serenidad encomiables, mientras dure la meditación, y naturalmente, si esa practica es diaria y constante, algo al menos, ha de notarse en el resto de la vida diaria. Pero los efectos positivos sobre el cuerpo-mente, o psiquismo de la persona abarcan la totalidad de esta y van mucho mas allá, pues desarrollan la energía interna del neófito, que es el nexo de unión del cuerpo con la mente, regula la emociones, y por último, en los estados mas elevados, alcanza el espíritu, mas allá de la mente.
Muchos confunden meditación con concentración. La concentración es solo un extremo de la meditación. El otro extremo es la observación o contemplación. Transcendiendo ambas está el estado de meditación propiamente dicho. Sin embargo, este verdadero estado de meditación, no solo ha de ser transcendente, sino que a la vez a de ser inmanente, es decir, no solo es ir mas allá de la mente transcendiéndola, sino que a la vez, es una interiorización en el Ser que está en uno mismo y en todos los seres. Esto es el mundo puramente espiritual.