SEMANA XVI
DOMINGO Domingo de ramos, esa celebración ingenua y casi infantil dentro de una liturgia que se ha vuelto chabacana, huera, insulsa y excéntrica para los católicos y ya no digamos para nosotros pecadores; la celebración del recibimiento de un Mesías al que los Profetas quisieron ver entrar en Jerusalén como el vencedor guerrero de los enemigos del pueblo judío, jinete en un caballo rampante mayestático, pero que entra subido a horcajadas en un burro