Agua, terrazas e iglesia
Hacía tiempo que no entraba en esta iglesia, los Franciscanos, donde iba mucho de pequeño, a misa con mis padres. Recuerdo que casi siempre nos sentábamos en uno de los bancos al lado de ese retablo del infierno, que a mí me acojonaba de miedo, pues imaginar ver arder así a los cuerpos pecaminosos es verte arder a ti también, pues que tire la primera piedra quien no haya pecado. Sí, es verdad que teníamos