EN EL MAR TAMBIÉN HAY OLAS
Con esta ola de calor han llegado, además de las temperaturas febriles, otros acompañantes que creíamos muertos o desaparecidos: ha venido un deseo inmediato de matar al prójimo; un deseo de sentirte en otro lugar a las afueras de ninguna parte; unas ganas inmensas de beber y no tener que ir a mear; la intención de dejar la maleta tirada en la cuneta y de seguir a través de la noche hasta el motel