Un día de cine
La mañana, clara. El mar se metía por los ojos y la nariz como si fuera verano. Levantarse en el silencio de la playa desierta asomando la mirada sin ser devuelta por nadie ¡carajo!, a veces es como una limpieza de cutis para la cara granulada, o de dientes contra el sarro del tiempo acumulado entre las piezas dentarias. Comenzaba un día de cine: un desayuno en el Café, donde además de ingerir alimento se