DESAGRAVIOS
Por Antonio Fernández Después de dos mil años practicando en la caridad cristiana no hemos logrado erradicar de nuestras conciencias el íntimo deseo de ver pasar por delante de la puerta de casa el cadáver de nuestro enemigo. Este inconfesable anhelo, aunque pueda parecer fácil, a base de paciencia, y de camilojosecélico aguante, es difícil de cumplir, porque la realidad se vuelve tozuda y se nos enmaraña el asunto. Unas veces, porque quien aguanta como