La tristeza alegre de la electrónica
De Clara Caulfield ¿A quién no seduce un arroyo? Nada malo hay en él sino agua y vida. Por el cauce bajan seres misteriosos entre el musgo: cantos que parecen gemas y larvas a las que mañana les brotarán las alas. Así es la lírica de Clara Caulfield, poesía que renuncia a la solemnidad de los grandes ríos y nace fresca en cada verso. Cada poema es originario, tenemos la sensación de que