Ourense, ciudad fantasma
Las calles, solitarias. Al pretexto le llaman lluvia, frío, inclemencias, Pepito o Juanita, cualquier motivo. Tal vez sea más probable, pienso yo, que esta soledad, mirada desde detrás del cristal de una puerta, sea consecuencia natural del paso de la vida por Ourense, con su defecto de cifras inter generacional (los de arriba sin relevo suficiente en los de abajo), déficit que hace negativa la resta demográfica. Además, demasiados años acumulados en tantos ourensanos a